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Marcela Perez Abadi de Harari: una mujer de oro

Actualizado: 3 ene 2021


Tengo que confesarlo: Marcela Perez Abadi de Harari es mi abuela. A petición mía ella nos cuenta sus increíbles experiencias en este escrito. Marcela es una mujer que si tuviera que describir en dos palabras estas serían: luchadora y solidaria.


Marcela no enfrentó una, tampoco dos, sino tres veces el cáncer. Como ante cualquier desafío que la vida le presenta, ella nunca se rindió.


El oro es un metal que, además de ser el más cotizado, sorprendentemente es uno de los más maleables.


En este episodio de ‘Expuestos’ aprendemos que con mucha fe, suficiente solidaridad y bastante resiliencia todo se logra. Además, al igual que el oro, nos damos cuenta de que ciertas experiencias cambian nuestras vidas para siempre.


M: ¿Cuál ha sido la experiencia más difícil de tu vida?


M: Fue cuando me enfermé de cáncer. Doy gracias a D-s por lo que me pasó. Viví momentos difíciles pero que me hicieron madurar. Aterrizar en el concepto de que la vida no es fácil pero bella, me hizo ver el mundo con otros ojos. Más que nada aprendí a valorar.


M: Cuéntanos a detalle, ¿cómo fue tu experiencia?


M: En el 1986 cuando me detectaron el cáncer de mama tenía 29 años. Era duro principalmente porque era una mujer joven. De hecho, mi hijo más pequeño tenía 10 años. El doctor me había dicho que todo saldría bien... Eso me daba esperanzas.


M: ¿Cómo te diste cuenta?


M: Me palpé una bolita en el busto. El ginecólogo me extrajo un líquido que posteriormente se perdió en el laboratorio. Al ir a Disney y no sentirme bien, allá en Florida visité a otro ginecólogo que me hizo una biopsia. Cuando me dio el resultado él estaba pálido y me contó la triste noticia. Después de todo, no sé que me dieron que al día siguiente me operaron en Houston. En Florida había discusiones de opiniones. Por ende fui a otro lugar a buscar claridad y certeza.


M: ¿Cuál fue tu primera reacción?


M: Me descontrolé y estaba muy sorprendida. Cuando me dieron la noticia yo nada mas quería sobrevivir por mis hijos. La verdad es que el tratamiento fue una experiencia muy difícil. En aquel entonces, la quimioterapia era más fuerte que la actual. Recuerdo vívidamente tener problemas serios como no poder comer. También sentía incomodidades como nauseas, debilidad y ganas de dormir mucho. Yo sabía que mi futuro pendía de un hilo. No obstante, para sobrevivir, tendría que dar de mi parte. Por eso durante 6 meses cada 3 semanas, iba y volvía de Panamá a Houston para realizarme los tratamientos


M: ¿Me puedes contar un poco sobre tu segunda experiencia?


M: 3 años después de mi primera experiencia me dio un sarcoma pero no tuve quimioterapia.


M: Y en la tercera ocasión que identificaste el cáncer, ¿como fue y que paso?


M: Después de 18 años me volvió a salir. Yo quedé atónita ya que iba a mi chequeo periódicamente. Y, al igual que yo, todo el mundo estaba sorprendido por los descubrimientos. A pesar de todo, recuerdo estar más positiva y consciente de lo que pasaba. En aquel entonces la tecnología avanzó. Así que resultó ser más fácil.


M: ¿Qué te enseñaron tus experiencias de vida?


M: A valorar.


M: ¿Vives con miedo?


M: No. Sin embargo, puedo resaltar que cada vez que siento un malestar en el cuerpo mantengo la incógnita de que algo peor pueda estar mal en mí. Aun así, sigo luchando. Nunca dejaré de luchar porque de eso se trata la vida.


Nunca dejaré de luchar porque de eso se trata la vida.

M: ¿Qué fue lo más positivo de todo esto?


M: Maduré mucho. Cuando estaba recién casada, era una mujer muy soñadora en el sentido que fantaseaba por la vida como una niña en un parque. Esto me permitió, increíblemente, madurar y valorar todo. La vida es muy importante. Hay que valorar y respetar a los seres humanos.


M: ¿Alguna recomendación a los otros que tienen una lucha por delante?


M: Que con positivismo todo se logra. No hay que rendirse ya que al caerse, el sistema inmunológico se debilita. Los seres humanos somos como una flor. Si nos descuidamos nos marchitamos, pero si nos mantenemos sanos florecemos. Manteniendo esa filosofía, yo siempre seguí haciendo ejercicio con todo y mi tratamiento.


Los seres humanos somos como una flor. Si nos descuidamos nos marchitamos, pero si nos mantenemos sanos florecemos.

M: ¿Cómo ves la vida hoy día?


M: Me levanto y puedo ver las nubes con su belleza, aprecio mucho a la naturaleza y, sobretodo, la vida en general. No tengo un solo motivo para volver atrás y cambiar las cosas, nunca busqué un pretexto a lo ocurrido. Solo trate de mejorar.


M: ¿Qué haces para ayudar a otras personas?


M: Cuento mi experiencia muy abiertamente. He ayudado a todo tipo de personas, de mi

comunidad o fuera de ella. Cuando ayudo me siento satisfecha. No es lo mismo una persona que no lo ha pasado a una que sí lo enfrentó. Yo siento que mi misión de vida es ayudar a otras personas.


M: ¿Qué aspiraciones tienes para tu futuro?


Ver a mis nietos e hijos crecer; envejecer con salud y alegrías; salir adelante y seguir luchando.


Esta entrevista fue dada el 5 de noviembre del 2020.


NOTA: La entrevistada me pidió dar un especial agradecimiento al oncólogo Dr. Juan Pablo Barés y a la enfermera Lic. Cecilia, con todo su equipo, por haber sido de mucha ayuda en todo el proceso a lo largo de 30 años

 
 
 

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©2020 por Moises Attie.

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